Medardo Angel Silva
Historia y trayectoria poética
Medardo Ángel Silva, nació un 8 de
julio de 1898 en la ciudad de Guayaquil. A sus cuatro años quedó huerfano de
padre y vivió con su madre doña Mariana Rodas en un humilde hogar, hasta la fecha de su muerte el 10 de julio de 1919, a sus prematuros 21 años de vida, en Guayaquil.
Estudió en la ciudad de Guayaquil,en el colegio Vicente Rocafuerte. Silva desde temprana edad incursionó en la
literatura no sólo leyendo y escribiendo sino también publicando. Envió sus primeros poemas al periódico local El Telégrafo , pero fueron rechazados debido a su corta edad.
Sus obras eran obras de arte dentro de la poesía . Tenían el poder de llegar
a los corazones y contar historias o sentimientos con la poesía.
Medardo Angel Silva es reconocido inmediatamente por sus poemas y sus crónicas, y es
llamado a colaborar como cronista y escritor en el Telégrafo, que años atrás rechazaba sus trabajos por aún ser menor de edad y terminó acogiendo el talento de este joven poeta.
Al final Medardo Ángel Silva se suicidó el 10 de junio de 1919 en Guayaquil
Dos días después de haber cumplido los 21 años de edad , asistió a la casa de Rosa Amada Villegas,
entonces ex-pareja del escritor .
Silva pidió hablar a solas con ella, y luego insistiendo en la cercanía
de ambos al estar en un salón privado, sacó un revólver de su propiedad
para dispararse en la sien.
Guayaquil ciudad circundada de cerros , calles con reminencias provincianas, en donde la gente trabajadora saca adelante a su pueblo, botes llenos de pescadores y sus casas acogedoras llenas de amor que por todo eso y más convierten a Guayaquil en la perla del Pacífico.
El alma en los labios
Vivo de tu palabra, y eternamente espero
llamarte mía, como quien espera un tesoro.
Lejos de ti comprendo lo mucho que te quiero
y, besando tus cartas, ingenuamente lloro.
llamarte mía, como quien espera un tesoro.
Lejos de ti comprendo lo mucho que te quiero
y, besando tus cartas, ingenuamente lloro.
Perdona que no tenga palabras con que pueda
decirte la inefable pasión que me devora;
para expresar mi amor solamente me queda
rasgarme el pecho, Amada, y en tus manos de seda
¡Dejar mi palpitante corazón que te adora!
decirte la inefable pasión que me devora;
para expresar mi amor solamente me queda
rasgarme el pecho, Amada, y en tus manos de seda
¡Dejar mi palpitante corazón que te adora!
IMAGENES
Guayaquil ciudad circundada de cerros , calles con reminencias provincianas, en donde la gente trabajadora saca adelante a su pueblo, botes llenos de pescadores y sus casas acogedoras llenas de amor que por todo eso y más convierten a Guayaquil en la perla del Pacífico.